En español son admisibles ambas variantes como interjecciones para denotar sorpresa, asombro, vergüenza, dolor…
- ¡Huy!… Esa que está entrando es Alba, ¿no?
- ¡Uy! Lo siento, señora, no la he visto. Discúlpeme.
Aunque ambas formas son válidas, es mayoritaria y preferible la variante sin hache: uy.